(Después de la derrota de legislación del seguro médico en la cámara de representantes en los EE.UU. el viernes pasado, uno de los próximos proyectos en el cual la casa blanca se enfocará es la renegociación del TLCAN (o NAFTA). Encontrando soluciones en esta área no será más fácil, especialmente desde un punto de debilidad después de un embate inesperado. En primer lugar, el tratado ha sido exitoso para la economía en general y queda importante estratégicamente para la seguridad americana porque ha fortalecido la economía de un importante aliado y reducido el flujo de inmigrantes indocumentados. Pero no podemos asumir que oficiales gobiernen basado en hechos. Sin embargo, podemos asumir que republicanos escucharen a su elector más importante- los negocios grandes- y estén menos asustados por el supuesto poder electoral de Trump. Pero no podemos asumir que oficiales gobiernen basado en hechos. Sin embargo, podemos asumir que republicanos escucharen a su elector más importante- los negocios grandes- y estén menos asustados por el supuesto poder electoral de Trump. TLCAN estaba aprobado hace 23 años con 61 votos contra 38 en el Senado americano y estaba respaldo con un consenso general en la comunidad de empresas en EE. UU. Ahora, 23 años más tarde, y los vínculos entre estas empresas y México están bien establecidos y los accionistas que opusieron el tratado se encuentran más débil (por ejemplo, la tasa de afiliación en los sindicatos americanos, tal vez el opositor más fuerte, es la mitad de la tasa de 1983). Era fácil y popular atacar el tratado cuando fuera hipotético durante el recorrido electoral, pero sea muchísimo más difícil cuando se ponga necesario realizar los choques económicos contra las empresas y los trabajos actuales que dependen en el comercio entre los dos países. De hecho, ya empezaron los impactos reales de la retórica. Por ejemplo, México está empezando buscar alternativas por el maíz del cual actualmente 98% se importa desde EE.UU. con un valor de $2.3 miles de millones de dólares. México tiene negociaciones en desarrollo con Brasil y Argentina, nuevas fuentes las cual podrían significativamente dañar la industria agricultura estadounidense. ¿Cuándo la gente de Iowa (el exportador más grande de maíz de EE.UU. y también un lugar sumamente importante para políticos presidenciales) realice el verdadero resultado de su respaldo a Trump vaya continuar refrendar su agenda? Esta semana su Senador Chuck Grassley, quien, sí mismo votó para TLCAN en 1994, comenzó sonar la alarma. Si este Senador estuviera durmiendo durante la campaña y acabe de despertarse a la amenaza a agricultura, o la debilidad fundamental de Trump, seguramente otros congresistas se despierten a sus propios intereses pronto.
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November 2018
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